¿Creería usted que el actual vuelo internacional más corto del mundo dura tan solo ocho minutos y recorre la exigua cantidad de 20 kilómetros de distancia? Pues así es, al menos hasta el 14 de abril próximo, fecha elegida por Air Group para poner término al singular servicio.
Se trata del vuelo que une, dos veces al día, las ciudades de St. Gallen, en Suiza, y Friedrichshafen, en Alemania, y que comenzó a estar operativo tan solo en noviembre del año pasado.
No obstante, los ejecutivos de la línea aérea indicaron que tuvieron que adoptar la decisión de terminar con el servicio, ya que desde la inauguración del vuelo no lograron tener la cantidad mínima de pasajeros para seguir operando.
Cada pasaje tiene un costo cercano a los 40 euros y si bien acorta el tiempo de traslado, no resulta extraña la poca demanda por realizar el vuelo que cruza el lago Constanza que separa ambas ciudades, ya que hacer el recorrido por tierra dura cerca de una hora y ofrece una bella vista de la zona.
Así lo aseguran en la agencia de viajes COCHA, donde explican que incluso los turistas y más fanáticos de la vida al aire libre prefieren hacer el recorrido en bicicleta, y pasar de una orilla a otra en ferry.
«Las ciudades de St. Gallen, en Suiza, y Friedrichshafen, en Alemania, están separadas por las aguas del Lago Constanza. Pasar de una a la otra toma una hora si se hace en auto, rodeando el lago. El cruce entre ambos países también se puede hacer en bicicleta, cruzando el Constanza por ferry, lo que demora unas 2 horas», explican en la empresa de turismo.
La decisión de suspender el vuelo más corto del mundo también fue valorado por grupos ambientalistas europeos que desde un comienzo se opusieron al servicio por considerar excesivo el elevado uso de combustible para una ruta tan reducida.
A estos se suman quienes protestaban por la contaminación acústica de las aeronaves utilizadas.
St. Gallen y Friedrichshafen
Aunque St. Gallen es el principal centro urbano del este de Suiza, la metrópolis destaca por su tranquilidad y estilo conservador.
Con un bello casco antiguo y un centro moderno, es conocida por su lujosa abadía de estilo barroco que data del año 613 d.C. y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Ideal para pasar un par de días, St. Gallen ofrece bellos paisajes marcados por los Alpes y el lago Constanza.
La ciudad enamora por su arquitectura con edificios restaurados que no superan los cuatro pisos de altura, algunos de ellos con entretenidos murales que dan vida a la zona con representaciones de carnavales, fiestas y escenas de la vida cotidiana.
Por su parte, la ciudad alemana de Friedrichshafen se hizo conocida por ser la sede de la compañía de aeronáutica Zeppelin y ser considerado como un excelente balneario para disfrutar de los veranos en el hemisferio norte, donde los turistas llegan a disfrutar de su excelente clima y la riviera norte del lago Constanza.
Además de contar con una muy buena oferta de alojamiento, el entorno de la ciudad permite realizar diversas actividades al aire libre, como senderismo, bicicleta, paseos a caballo y vuelos en globo, como era de suponer.
Para quienes gustan de la arqueología, muy cerca de la ciudad se hallan nueve sitios donde se han realizado descubrimientos prehistóricos, donde sobresalen palafitos emplazados a orillas del lago y que dan cuenta de antiguos asentamientos que hablan de las primeras comunidades en Europa.
Fuente: Eltiempo.com
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