Experimentamos el mundo a través de los sentidos. Nos ayudan a percibir la realidad y son los encargados de captar las señales del entorno que luego transformamos en sensaciones y emociones. Dentro de la programación neurolingüística, hablamos de ‘sistemas representativos’ que son los tres campos de percepción que operan en las leyes de atracción:
- Visual
- Auditivo
- Kinestésico
Nos han enseñado que la atracción es un pensamiento. Un proceso racional que involucra nuestra consciencia, pero no es así. La atracción es un sentimiento que se activa a través de la percepción. Gracias a ciertas señales, el sistema nervioso enciende alertas que nos indican si alguien está interesado en nosotros y viceversa.
La atracción se compone de dos términos: atraer y acción. Atraemos todo aquello que proyectamos y por eso es importante el autoconocimiento. No se puede atraer aquello de lo que se carece. Cuando alguien me dice que sueña con una persona trabajadora, sociable o que tenga sentido del humor, yo pregunto: ¿Tu eres trabajador(a), sociable y tienes sentido del humor? Si no proyectamos eso que deseamos, no vamos a atraer lo que buscamos. Lo mismo sucede con las marcas.
Con respecto al contacto visual, es recomendable un tiempo de exposición de 3 a 5 segundos para expresar interés. En la conexión auditiva es determinante el tono de voz, el ritmo, las pausas, los silencios; en el kinestésico, juegan un papel importante el olfato, el gusto y el tacto. Con respecto a la atracción, el olfato es clave. No en vano, civilizaciones milenarias han rendido culto a las fragancias como símbolo de erotismo y acercamiento entre los seres humanos. Todo un legado de sabiduría ancestral que ha guardado la esencia de plantas, flores y frutos, como elíxires potenciadores de la sexualidad y el bienestar en general, un dato de vital importancia a la hora de definir una estrategia basada en el marketing experiencial.
A menudo el olfato compite con aquello del ‘amor a primera vista’, porque muchas personas aseguran que el olor es tan poderoso que es capaz de atraer o alejar a alguien o algo por sí solo. Un estudio español realizado a más de mil personas sugiere que el 75% de los encuestados considera que el olfato es uno de los sentidos más importantes. El 63% rechazaría a algo o alguien por su olor y el 37% por su apariencia física. El 80% de los consultados manifestó que le prestaba mucha atención a su propio olor.
Cuando hay atracción entre dos personas ocurren una serie de reacciones en el organismo que algunos investigadores han descrito como: aumento de la frecuencia cardíaca, irrigación sanguínea más alta en algunos puntos corporales, y estados de euforia y nerviosismo. En últimas, el cerebro disminuye su capacidad lógica y es gobernado por el ímpetu emocional: el terreno perfecto para crear conexión entre personas o, en este caso, entre marcas y consumidores.
Fuente: Revistapym.com
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