Sin duda si verificáramos la línea de producción y distribución de cada artículo en el mercado posiblemente encontraríamos que algunos de ellos incurren en prácticas que podrían considerarse poco aceptables. Las maquilas chinas e indias, el pago de salarios miserables a operarios en países tercermundistas, la utilización de recursos no renovables en grandes cantidades y la enorme producción de desechos podrían ser algunos de los problemas asociados a algunos procesos de producción que podrían hacernos dudar sobre el tipo de productos que compramos a diario.
No obstante, hay un mercado que se mueve en la escala de grises y no por ello deja de ser prospero: la joyería. Los diamantes han sido por largo tiempo un tema de discusión en cuanto a la procedencia de estas gemas. Ciertas zonas de África enfrentan un conflicto bélico que, en parte, se nutre de la compra de estos preciados objetos y la alta demanda que tienen. Los controles no parecen ser suficientes y las manos rebeldes de estos países, que se lucran de las actividades mineras por el cobro de impuestos y tasas de protección ilegales, parecen llenarse. En estos países la existencia de los diamantes es una maldición.
Ahora bien, aunque la Organización de las Naciones Unidas ya ha sancionado a varias compañías por comprar diamantes de sangre, llamados así por la cantidad de personas que han muerto para que lleguen a nuestras manos (aproximadamente 5.000 sólo en la República Centro africana. Un par de compañías belgas fueron castigadas y puestas en la lista negra. Sin embargo, los diamantes de conflicto se siguen vendiendo en el mundo en operaciones clandestinas, eso es lo que muestra uno de los últimos reportes de Amnistía Internacional.
Aunque no somos culpables del conflicto armado en estos países o de sus efectos colaterales, sería bueno que tuviéramos presente que este tipo de situaciones se esconden detrás de elementos tan bellos como las piedras preciosas. Cabe preguntarse ¿Hasta dónde estamos dispuestos a ir? ¿Cuál es el límite del deseo?
Sin duda casos como este deben ser una inspiración para producciones y consumos más responsables, que equilibren el lucro con los efectos sociales y mediambientales, por ejemplo, que genera la dinámica misma de la mercancía. La Supply Chain es parte de una compleja trama de relaciones en la que las compañías tienen una gran responsabilidad. ¡Trabajemos por un mundo diferente: más responsable y justo!
Si te interesa el tema y quieres saber más puedes consultar: Amnesty International
A continuación queremos recomendarte un filme sobre este tema que te podría resultar interesante
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