Por entre los visitantes de la feria Viva Technology (o Viva Tech) recorre los pasillos un robot de telepresencia. Es en realidad un sencillo carrito con ruedas de 1,60 metros de alto culminado por una pantalla en la que aparece una persona que, quizá a kilómetros de distancia, habla con el público y dirige sus pasos y su mirada hacia donde esa persona desea. Es uno de los avances tecnológicos presentes en esta feria abierta este jueves que pretende convertirse con los años en una cita imprescindible a nivel mundial y que supone, sobre todo, una fiesta para las startups. 5.000 están presentes en este evento de París. Cuentan con el apoyo oficial, pero también con el de las grandes empresas y los fondos de capital riesgo, que se disparan. Viva Tech les facilita el contacto y premia a la más innovadora con 1,5 millones de euros.
El robot de telepresencia que explota y desarrolla la sociedad Awabot es un tipo de artilugio que permite ya a algunos directivos estar en la sede de su empresa, moverse en ella y mantener y dirigir reuniones casi con la misma facilidad como si estuvieran allí. Beam es una gama de robots pensada en principio para uso profesional que empieza a ser accesible a cualquier consumidor. El BeanPro tiene una autonomía de ocho horas y cuesta 17.000 euros, pero la versión más sencilla (y más vistosa), con dos horas de autonomía, cuesta 3.000 y ambos se pueden controlar desde un teléfono móvil. Estar donde uno quiere estar aunque físicamente le resulte imposible es la posibilidad que aportan este tipo de robots.
Viva Tech premia a las pequeñas empresas más innovadoras con 1,5 millones de euros
La empresa Inbenta, nacida en Barcelona, que lleva años desarrollando máquinas capaces de entender la lengua hablada, ha llegado a París con un robot morfológicamente más semejante al ser humano que responde a las preguntas de su interlocutor. Conectado a Internet, busca la información para la respuesta más adecuada. Google ha trasladado a Europa, por vez primera, su prototipo de coche autónomo. No llega con ninguna novedad añadida, pero alrededor de su pabellón se despliegan algunas de las startups con las que colabora, como Sensorwake, el despertador que no utiliza el sonido, sino el olfato para devolver a su usuario a la vigilia.
Los organizadores de esta gran feria de la tecnología abierta hoy en el parque de exposiciones de la Puerta de Versalles de París, entre los que se encuentra EL PAÍS, pretenden, justamente, facilitar el contacto entre las grandes firmas, las startups (hay 5.000 representadas) y los laboratorios de investigación. Las experiencias que presentan en esta primera edición no son siempre tan atractivas como el robot de Inbenta que saluda a los visitantes. En el stand de Carrefour, por ejemplo, hay varias de estas nuevas empresas. Colaboran con la gran firma de la distribución en la mejora de sus compras on-line o en cómo reorganizar mejor internamente la empresa. Gracias a programas innovadores, tratan de controlar mejor el flujo de sus mercancías o entregar un pedido en una hora.
El gran desafío es cómo mejorar el marketing y cómo explotar las bases de datos de los clientes para ofrecer el mejor servicio y crecer. La presentación de experiencias de startups en esta feria es una rueda sin fin. Onfocus ha desarrollado un programa para mejorar la eficacia de la publicidad en la web, Oncrawl, otro para acelerar el tráfico y Brainify analiza el comportamiento de los clientes para optimizar el marketing.
El presidente de la República Francesa François Hollande ha visitado este primer día de exposición tecnológica tras almorzar con 34 directivos de las empresas más importantes que participan. Algunos fueron startups en su momento. En ellas confía París para relanzar la átona economía francesa. Cada año nacen 1.500 startups solo en la capital, la ciudad con más incubadoras de Europa. Tres firmas francesas han superado ya los 1.000 millones de valorización: BlaBlaCar, Celectis, Criteo, DBV y OVH. Los fondos de capital riesgo para las startups francesas no paran de crecer. El año pasado se destinaron a ellas 1.800 millones de euros.
La tecnología y la competencia global obliga a todas las empresas a reinventarse, como indica Axel Dauchez, presidente de Publicis Francia, una de las firmas, junto al periódico Les Echos, que organiza el evento. Incluso una empresa de cosmética como L’Oréal está en Viva Tech mostrando cómo mejoran sus programa de peluquería y maquillaje virtual o cómo una de sus filiales, La Roche-Posay, ha desarrollado un sistema para medir el tiempo de exposición al sol para prevenir el cáncer de piel. Todo, controlado, como siempre, a través del móvil y una sencilla pegatina pegada a la pie. También para estas firmas, la concurrencia de startups ha sido crucial. Algunas, como Drone Indoor bautizaron sus invenciones solo 24 horas antes de abrirse el telón de Viva Tech.
Fuente: Elpais.com
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