Cuando un CEO anuncia que dará un paso al costado en la dirección de una organización se producen diferentes reacciones. Muchas veces largos periodos de transición generan sobre los empleados y accionistas incertidumbre. El cambio de mando es un acontecimiento que se da con frecuencia en las empresas y es una proceso que tiene que ser administrado para minimizar la pérdida de valor, controlar efectos sobre el plan estratégico. Es un momento muy interesante en cuanto a las dinámicas de poder que se dan en las empresas.
A continuación compartimos el documento: The Wall Street Journal
Qué pasa cuando el jefe de una empresa anuncia su salida con antelación
La decisión de varios presidentes ejecutivos de anunciar sus renuncias muchos meses antes genera incertidumbre en sus compañías
¿Cómo dirige un presidente ejecutivo una empresa cuando todos saben que tiene un pie fuera de la puerta?
Steve Ballmer (FOTO) se esforzó por mostrarse activo y relevante pese a haber anunciado a mediados del año pasado que dejaría la jefatura de Microsoft Corp. en menos de un año.
Si le queda poco tiempo en el cargo, «su empresa no está avanzando», dijo en una entrevista el 17 de marzo. «Uno no quiere entrar en un período de inacción».
Tras anunciar sus salidas con muchos meses de antelación, varios máximos ejecutivos de grandes empresas de Estados Unidos buscan formas de seguir al mando durante sus largas despedidas. Estos prolongados períodos de espera les dan a las juntas directivas más tiempo para encontrar sucesores, pero también generan incertidumbre dentro de la empresa ya que los empleados se preguntan quién está realmente a cargo mientras los candidatos a asumir la presidencia ejecutiva buscan atraer atención en público.
Robert Iger, de Walt Disney Co., y Joe Tucci, de EMC Corp., entre otros, anunciaron recientemente sus renuncias al menos un año antes de dejar sus cargos. Anne Sweeney, una alta ejecutiva de televisión de Disney, y Brendan L. Hoffman, presidente ejecutivo de Bon-Ton Stores Inc., presentaron sus renuncias con más de 10 meses de antelación.
Las compañías normalmente insisten en que los líderes salientes mantengan sus planes de retiro, no realicen grandes cambios de estrategia y minimicen las luchas internas entre los potenciales sucesores.
Aun así, los ejecutivos pueden permanecer en el poder manteniendo lazos estrechos con miembros de la junta y asumiendo un papel enérgico en la selección de su sucesor.
Ballmer logró completar varias tareas. Dos semanas después del anuncio de su retiro, Microsoft cerró un acuerdo para comprar el negocio de teléfonos celulares de Nokia Corp. También llevó a cabo una reorganización gerencial con el fin de desmantelar facciones internas que desaceleran el desarrollo de productos.
Tucci, de la empresa de almacenamiento en línea EMC, acordó en septiembre de 2012 renunciar a la presidencia ejecutiva para febrero de 2015. La junta prevé que, un poco antes de esa fecha, «Tucci transfiera por completo su rol de presidente ejecutivo», según un documento presentado a los reguladores. El ejecutivo planea permanecer como titular del directorio.
Mientras tanto, insiste en que aún está plenamente a cargo. «No hay una fibra en mi cuerpo que se sienta como un ejecutivo saliente. Nadie me trata de forma diferente», afirmó Tucci, de 66 años, en una entrevista.
Entre otras cosas, el líder de EMC dice que pasa más tiempo con los inversionistas, se encarga de los clientes, ayuda a atraer talentos y trabaja «en importantes decisiones de asignación de capital como fusiones y adquisiciones». La junta aún no ha designado un sucesor.
Las largas despedidas son comunes cuando un presidente ejecutivo se acerca a su edad de jubilación o una empresa atraviesa una gran transición como una reestructuración bajo la ley de bancarrota. No obstante, ejecutivos más jóvenes también están anunciando sus renuncias con bastante antelación, en parte para indicar su disponibilidad para nuevos cargos en otras partes, dicen expertos en búsquedas de ejecutivos.
Estos plazos largos les ayudan a «irse en buenos términos» e impulsar sus propias carreras, dice George Davis Jr., cazatalentos de Egon Zehnder International Inc.
De todos modos, un período demasiado largo puede crear confusión en la empresa. «Nadie sabe con claridad quién está a cargo», dice David Nadler, un consultor de gestión que se jubiló hace poco tras desempeñarse como vicepresidente de la junta de Marsh & McLennan «La gente se vuelve cautelosa al apoyar iniciativas que llevan el sello personal del ejecutivo saliente».
Se puede volver más complicado cuando los líderes no tienen sucesores designados.
Disney, por ejemplo, afronta una posible puja interna para reemplazar a Iger, quien anunció planes de retirarse en junio de 2016.
Las carreras internas a veces crean facciones divisivas porque «la gente se alinea detrás de un candidato u otro», señala Paul Winum, socio sénior en RHR International LLP, una firma de desarrollo de liderazgo. En Disney, ese escenario «podría amenazar el poder del presidente ejecutivo», sugiere. Zenia Mucha, una vocera de Disney, aclara que «la junta tiene un proceso de sucesión bien planeado y ordenado».
Ballmer cree que mantuvo un alto grado de control en parte porque posee alrededor de 4% de las acciones de la empresa, permanecerá como miembro de la junta y obtuvo pleno respaldo de ésta para completar su agenda, incluido el acuerdo con Nokia.
En febrero, Microsoft ascendió finalmente a Satya Nadella a la presidencia ejecutiva. Ballmer afirma que intencionalmente «no inició proyectos de largo plazo» durante la búsqueda de su sucesor.
También admite que empezó a sentirse como un ejecutivo saliente a fines del año pasado después de que una entrada en el blog de la empresa informara que Microsoft esperaba nombrar a un nuevo líder a principios de 2014. «Seguí haciendo mi trabajo», cuenta Ballmer. Pero «en enero se hicieron menos cosas desde la oficina del presidente ejecutivo», reconoce.
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