En todos los sectores económicos, la regla intangible de la oferta y demanda se aplica de manera implacable. El sector del transporte por carretera, por supuesto, no escapa de eso. Desde hace algunos meses, un nuevo fenómeno marca fuertemente el conjunto de la profesión y de sus clientes en Francia: la falta de conductores origina una escasez de recursos.
Las diferentes encuestas de las federaciones profesionales, el MEDEF o por los “grandes” cargadores como L´Oréal, demuestran que la profesión carece de 250.000, 300.000 o incluso 400.000 conductores. Realmente, poca importancia tiene el número exacto, ya que, en conjunto de las regiones francesas, todos los empresarios o los directores de agencia de los grupos de transporte lo comprueban a diario y sufren esta escasez de conductores. Ya los datos oficiales del segundo trimestre mostraron un aumento de la demanda y los precios del transporte y todo indica que el tercer trimestre se consolidará la tendencia.
Se intentan soluciones sustitutivas para dar respuesta a las demandas de los clientes: se recurre a la interinidad, los contratos de aprendizaje, colaboraciones, vuelta a las horas suplementarias al 50%, los agrupamientos de empresarios, etc. Pero, desde junio de 2017, las necesidades de los contratistas, en aumento por la recuperación económica, se intensifican mientras que las nuevas fuentes tienden a agotarse. De hecho, las agencias hacen frente al mismo dilema: la falta de candidatos motivados para ser conductor.
Mientras que las licitaciones recientes hasta hace unos meses han bajado los precios de transporte – a menudo de forma insostenible y algo irresponsable-, ciertos clientes, de julio a septiembre, tuvieron que remunerar por servicios de transporte hasta cinco veces más de lo normal. Asistimos claramente a un desequilibrio recurrente del mercado: una demanda de medios en fuerte subida y una baja disposición de medios adicionales, inherente a la carencia de conductores.
Para repetir una metáfora muy conocida, el ideograma chino que representa la palabra CRISIS tiene dos significados: un peligro y una oportunidad. El peligro, paradójicamente, consiste en no cambiar nada (mientras que el entorno ya cambió) y satisfacer a los clientes cueste lo que cueste, sin tener en cuenta costes suplementarios y la rentabilidad.
La oportunidad es devolver las cartas de nobleza a una profesión en la cual el conjunto de los actores da prueba de fuerza de trabajo, de profesionalismo, de rigor y de flexibilidad. La oportunidad es sumar apoyos, hablar verdaderamente con cada uno de los clientes del transporte y de revalorizar los precios del transporte. La oportunidad es dar también un sentido a la relación win-win (fórmula a menudo mal usada) imponiéndoles a los clientes un compromiso cuantitativo y cualitativo (precios que cubren el complemento de remuneración de conductores).
Algunas empresas francesas, hace más de veinte años, comprendieron y aplicaron bien una estrategia de diferenciación de precios. Más elevados para los clientes que desean medios comprometidos y garantizados, y por otro lado el recurso a la subcontratación con todos sus problemas y riesgos, para los que quieren prestaciones más banalizadas. Confundir ambas respuestas puede llevar al hundimiento de los márgenes y la quiebra. La relación de fuerza real entre la oferta y la demanda es, se quiera o no, el elemento fundamental de toda negociación. Por eso está en proceso de invertirse e intensificarse.
Fuente: Noticiaslogisticaytransporte.com
@PedroAlcega y @FabioGomez , los invitamos a leer esta noticia, la cual será de su interés !!
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