En los últimos años, Suecia ha sido uno de los bastiones de una filosofía de control financiero que propone la eliminación del dinero en efectivo, la desaparición del billete y la moneda (corona sueca), y la instauración de un sistema completamente regido por el plástico y lo digital.
En el país del norte de Europa, la mayoría de los consumidores aseguran que se las arreglan muy bien sin dinero en efectivo, mientras que las tiendas y los cafés se niegan cada vez más a aceptar billetes y monedas debido a los costos y riesgos a que está implicado este antiguo procedimiento.
Sin embargo, desde que a mediados de marzo se produjo el escándalo que vinculaba a la red social Facebook con un entramado de filtración de datos personales a través de la empresa de datos Cambridge Analytica, las cosas han empezado a cambiar. Según se dijo, los datos personales capturados habrían sido empleados para elaborar perfiles segmentados en función de gustos o comportamientos, pero ¿y si se emplearan con otros fines?
Ahora, la preocupación por un colapso total de la seguridad de los consumidores ha llegado a tal nivel, que el banco central de Suecia, el más antiguo del mundo, ha empezado a sugerir la implementación de nuevas regulaciones para salvaguardar la privacidad de los ciudadanos, en caso de que algún día la desaparición del dinero en efectivo se haga realidad.
De acuerdo con Martin Floden, vicegobernador del banco central nacional, es ahora cuando el país debería contar con mecanismos de regulación más estrictos, de manera a que la protección del consumidor sea mucho mayor.
Los ciudadanos suecos están preocupados
Junto a este directivo, son miles los ciudadanos suecos que ya han manifestado su preocupación al respecto. Y entre ellos, destacan algunos miembros del Partido Pirata, a quienes les inquieta que los suecos sean dados a confiar en su gobierno y muy poco propensos a criticarlo.
“El gobierno sueco es bastante bueno -expresa Christian Engström, ex diputado del Partido Pirata y uno de los tempranos opositores a la economía sin efectivo-. Durante los últimos cien años, hemos tenido la suerte de poseer en su mayoría buenos políticos”.
“En otros países hay mucha más conciencia de que no se puede confiar en el gobierno todo el tiempo -se lamenta-. Pero en Suecia es difícil movilizar a la gente”.
Esta actitud de confianza hacia el gobierno y el estado podría haber empezado a cambiar. En febrero pasado, el presidente del banco central de Suecia advirtió que el país podría enfrentar pronto una situación en la que todos los pagos fueran controlados por bancos del sector privado. ¿Y si se produce lo mismo que ocurrió con Facebook y Cambridge Analytica?
Control público sobre el sistema de pagos
Es por ello que Stefan Ingves abogó por una nueva legislación que asegure el control público sobre el sistema de pagos, con el argumento de que poder hacer y recibir pagos es un “bien colectivo”, como la defensa, los tribunales o las estadísticas públicas.
“La mayoría de los ciudadanos se sentirían incómodos de tener que entregar estas funciones sociales a empresas privadas”, recalcó.
“Debería ser obvio que la preparación de Suecia se debilitaría si, en una crisis seria o en una guerra, no hubiésemos decidido de antemano cómo los hogares y las compañías tendrían que pagar por el combustible, los suministros y otras necesidades”.
Para Björn Eriksson, ex comisionado de la policía nacional y líder de un grupo llamado Rebelión del Efectivo, o Kontantupproret, “cuando posees un sistema totalmente digital, no dispones de un arma para defenderte si alguien o algo lo daña”.
“Si Putin invade Gotland [la isla más grande de Suecia], será suficiente para que anule el sistema de pagos -advierte-. Ningún otro país siquiera pensaría en tomar este tipo de riesgos, exigiendo a cambio algún tipo de sistema analógico”.
En este sentido, Suecia es “100% extremo”, dice Eriksson, al poner tanta fe en los bancos. “Esta es una pregunta política. Estamos dejando estas decisiones a cuatro grandes bancos que forman un monopolio en Suecia “.
La vulnerabilidad de los pagos digitales
Por su parte, el consultor de seguridad digital Mattias Skarec recuerda que ningún sistema basado en la tecnología es invulnerable a problemas técnicos y fraude. Según el especialista, Suecia se divide en dos bandos: el primero, dice, en el que “nos encanta la nueva tecnología”, mientras que el otro simplemente no se interesa. “Somos ingenuos al pensar que podemos abandonar el efectivo por completo y confiar en la tecnología”.
Skarec recuerda que, solo en 2017, ya hubo problemas con los pagos con tarjeta en dos bancos suecos, así como por Bank ID, el sistema de autorización digital que permite a las personas identificarse para fines de pago utilizando sus teléfonos.
Los defraudadores ya han aprendido a explotar las idiosincrasias del sistema para engañar a las personas con grandes sumas de dinero, atacando incluso sus pensiones.
Mientras, los propios bancos reconocen que los pagos digitales pueden ser vulnerables, como mismo ocurre con el efectivo.
“Por supuesto, hay personas que intentan abusar de ellos, pero no son más vulnerables que cualquier otro método de pago”, admite Per Ekwall, portavoz de Swish, el sistema de pagos móviles inmensamente popular propiedad de los bancos de Suecia.
Un sondeo de opinión reciente ha revelado cierta inquietud entre los suecos, por lo que casi siete de cada diez nacionales consideran que prefieren mantener la opción del efectivo, mientras que solo el 25% sueña con una sociedad completamente sin efectivo.
Fuente: Yahoo.com
@PatriciadelPilar y @JoseFranciscoEscorche , los invitamos a leer esta noticia, la cual será de su interés !!
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