Es un viejo debate el que versa sobre la validez de los trabajos caseros a la hora de la consideración oficial o fiscal. Estos empleos ‘invisibles’ fueron comunes antaño y poco a poco menos corrientes según se integraba la mujer en el mundo laboral, pero a día de hoy, sean ellas u otras mujeres que no tributan por sus labores, siempre hay alguien haciéndose cargo de los dependientes. La crisis, que ha afectado más a sectores femeninos, ha provocado la vuelta a las tareas domésticas de las mujeres, y un repunte de este problema sobre la no remuneración de un trabajo esencial. Este conflicto, junto a la falta de conciliación, vuelve a estar sobre la mesa en pleno siglo XXI.
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