Las estructuras empresariales han cambiado. Y no solo porque la jerarquía de las empresas y el modo de organizar el trabajo diario requieran ahora una flexibilidad y adaptación constante. También en lo que se refiere a los espacios de trabajo, las paredes han tendido a desaparecer en beneficio de espacios más abiertos y diáfanos. Ahora las grandes mesas compartidas configuran las estructuras más habituales, donde se sientan codo con codo, desde el jefe el empleado en prácticas. Para Ilan Dalva, director general de agencias de BNP Paribás Real Estate España, esta transformación tuvo lugar paralelamente a la crisis económica, que dio pie a que las empresas tuviesen que optimizar más aún sus espacios de trabajo.
Intercambiar ideas
Algunos mandos intermedios perdieron de este modo sus prebendas de despachos, pero a cambio se configuraron espacios en los que desapareció la jerarquización y las ideas fluían con mayor facilidad. También favoreció este intercambio el hecho de que profesionales de distintos sectores estuviesen en contacto.
Para los pequeños y aquellos que se iniciaban en la senda del emprendimiento sin más pretensiones que una conexión wifi y un ordenador, la solución fueron los coworkings. Oficinas compartidas que permitían dar servicios a terceros y a la par responder a las necesidades del mercado actual.
Profesionalización de los “coworkings”
Con la proliferación de los “coworkings” llegó también la propia competencia de unos contra otros en el sector y fueron algunos los que comenzaron a interesarse por especializar estos espacios en función del sector y del tipo de cliente. Dalva asegura que estos lugares están aún en fase de crecimiento pero ganarán en atractivo con el tiempo.
El director de estrategia de workplace de la consultora inmobiliaria JLL, Guzmán de Yarza, expone que ya existen “coworkings”con enfoques específicos. Unos más estéticos, otros para empresas dedicadas a la sostenibilidad o del sector tecnológico. En definitiva se trata de trasladar el ADN de la empresa al cliente.
Especialización y riesgo
El hecho de que un espacio de “coworking” sea compartido por varias empresas no implica que tengan que ser del mismo ramo tanto como que compartir una misma cultura empresarial. El riesgo está en que si un coworking comete el error de dirigirse únicamente hacia un tipo de profesional, inevitablemente se convertirá en un espacio a la antigua usanza. El equilibrio es la clave.
Techo y paredes
La idea de compartir absolutamente todo y que no exista intimidad en las empresas, también puede resultar un problema es determinadas circunstancias. Según Gerard Rosell, responsable de la oficina técnica de Hermarta, estudio de arquitectura especializado en espacios laborales, muchas empresas no analizaron suficientemente sus necesidades cuando decidieron incorporar espacios netamente diáfinaos, y ahora se dan cuentan que existen momentos durante la jornada en los que un trabajador puede necesitar aislarse o bien se necesita mantener reuniones confidenciales.
El community builder
Técnicas como el cross-selling para unir a diferentes equipos y así generar trabajo colaborativo están tomando auge. También ha adquirido relevancia la figura del community builder. Una persona que se encarga de que todos los integrantes del “coworking” se conozcan entre sí y pueda favorecerse de este modo una red de contactos común.
Fuente: Foromarketing.com
@PatriciaArteaga y @LilianaPerez , los invitamos a leer esta noticia, la cual será de su interés !!
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