A continuación una serie de consejos para que viajar no sea incompatible con el respeto a los valores que, como consumidores, exigimos:

Planificación: Hacer una lista de los recorridos, actividades y pensar en el impacto que estas aventuras tendrán es fácil y beneficioso para el planeta. Ya en el destino, sólo hará falta algo de tiempo para pensar antes de salir y evitaremos muchos residuos. Por ejemplo, “perder” un minuto en llenar la botella reutilizable de agua o hacer un bocadillo va a evitar que compremos una botella o una bolsa de aperitivos para tirarlos luego.

Tecnología: los billetes de viaje, reservas de hotel, mapas y hasta guías de viaje en formato electrónico.

Viaja ligero de mochilero: Emprender un viaje de mochilero puede ser muy gratificante evitando destinos súper turísticos y aplicando la regla del tres: 3 camisetas, 3 pares de calcetines, ropa interior y pantalones. ¿Por qué tres? Uno para vestirse, otro para lavar, y otro para secar.

Mejor alojamiento eco-friendly: si no es posible un alojamiento preocupado por el medio-ambiente, como eco-lodges, o alojarnos en la residencia de un local es posible aplicar trucos, en los hoteles convencionales, como colgar la toalla para que se seque (ahorrando agua y electricidad). Aplicaciones como Airbnb, lo hacen más fácil que nunca.

En tren: La forma más ecológica y accesible de recorrer grandes distancias en poco tiempo es en tren, porque es la de menor consumo de energía per cápita. Según datos de RENFE SNCF, en tren consumimos entre 3 y 5 veces menos energía per cápita que por la carretera y entre 7 y 10 veces menos que en avión.

En coche: compartir siempre es una buena idea; si el auto stop parece arriesgado, aun quedan las diversas opciones de coche  para ahorrar combustible. Y esto influye directamente en las emisiones de CO2 a la atmósfera y, por tanto, en casi todos los problemas del planeta.

Residuos a raya: evitar fast food y la comida envasada que venden en las estaciones de servicio y generar basura; no pensemos que nuestra basura desaparece según la tiramos al cubo, como por arte de magia. Claramente, generar más plástico no ayudará en nada.

Elijamos opciones reutilizables: una cantimplora para agua, bolsas de tela, maquinillas de afeitar con cuchillas recambiables, copa menstrual, compresas de tela, vasos telescópicos, pañuelos de tela, discos de algodón reutilizables fiambreras, y más.

Comida local, mercados y pequeño comercio: la gastronomía es cultura y consumiendo productos locales, contribuimos al desarrollo. Es importante preguntar a la gente del lugar, para encontrar los auténticos clásicos locales e ir a la panadería, la tienda de vinos, la charcutería, la frutería y hacer picnics con productos autóctonos. Para comprar un recuerdo, mejor buscar al productor, en mercados de artesanos o jóvenes diseñadores locales. Será más auténtico que una baratija de la tienda de souvenirs made in China.

Actividades con animales: Pasear a lomos de un elefante debe ser una experiencia inolvidable pero poco respetuosa con el animal. No hablemos de nadar con delfines o ballenas en un acuario. Prácticas que parecen inofensivas pueden tener efectos en el comportamiento de los animales, como ver cómo las tortugas anidan en una playa, que puede alterar a los animales al punto de que se retiran sin haber desovado. Infórmate y reflexiona.

Estas pautas han sido facilitadas por Lefrik, la marca española con ADN 100% sostenible de mochilas, bolsas de viaje, moda y complementos.